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PRINCIPIO COSMOLÓGICO y ANTRÓPICO

Y entonces el Universo dijo: Hágase la materia. Y la materia se hizo.

 

 

Los primeros miles de años después del Big Bang, nuestro Universo no era más que una sopa difusa de partículas flotando por ahí. Tuvo que pasar mucho tiempo para que se formaran los primeros átomos de materia permitiendo que los primeros rayos de luz pudieran viajar en el espacio, permeando todo el Universo hasta convertirse en lo que hoy conocemos como Fondo cósmico de microondas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la nucleosíntesis primordial se formaron los primeros átomos de los elementos más simples

como el Hidrógeno y el Helio. Esto sucedió cuando el Universo se enfrió a causa de su expansión

hasta al menos unos 2800°C, unos 380mil años después del Big Bang.

 

 

Mucho tiempo después, la gravedad trajo consigo muy interesantes consecuencias. Las primeras estrellas comenzaron a formarse a partir de grandes nubes de hidrógeno. Estas estrellas primordiales eran gigantescas comparadas con las más grandes estrellas conocidas en la actualidad.

 

 

Con el paso del tiempo estas estrellas murieron, dando lugar a elementos más pesados que el hidrógeno o el helio. Esta nueva materia compleja sirvió de ingrediente básico para la formación de sistemas estelares más complejos, como el nuestro.

 

 

La materia se unió entre si nuevamente a causa de la gravedad, formando estrellas más compactas. El polvo que giraba alrededor de una de estas estrellas formando un disco aplanado, comenzó a concentrarse en ciertos puntos específicos, creando los planetas de nuestro sistema solar.

 

 

Una de estas conglomeraciones inertes de materia tuvo la tremenda suerte de acabar situada justo donde su estrella no es ni tan caliente, ni tan fría. Esta zona es conocida por los astrónomos como Zona Habitable o Zona Ricitos de Oro (En el cuento del mismo nombre, Ricitos de Oro prueba la avena de toda la familia de osos. Una está muy caliente, la otra muy fría. Pero termina encontrando la que tiene la temperatura exacta).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La tierra se formó a partir de un disco protoplanetario de materia que giraba

alrededor del Sol, hace unos 5 mil millones de años.

 

 

Ahora, imagina el gran debraye que sufrió la materia que formaba este planeta cuando, de pronto, despertó una mañana y se dio cuenta que tenía conciencia propia. De repente, la materia inerte era capaz de pensar. Podía observar sus alrededores. Podía mirarse en el reflejo del agua y darse cuenta de su propia existencia.

 

 

Lo peor es que nadie le ha explicado a esta criatura por qué existe. Nadie le ha dado las instrucciones para este Universo en el que ha aparecido de repente. Puedes imaginar la confusión que este ser sintió, porque tú mismo eres uno de estos seres. Los humanos somos nada más que una pila de materia complejamente ordenada que, por algún motivo, puede ser consciente de su propia existencia. Somos la forma que tiene el Universo de observarse a sí mismo.

 

 

Nadie, absolutamente nadie en la historia de la humanidad ha nacido con un manual de usuario del Universo. Nadie sabe las respuestas. Todos podemos ponernos a filosofar sobre por qué estamos aquí, pero el único que estaría en lo correcto sería el que reconociese que no tiene ni la menor idea. Todos aparecemos en el Universo, sin la menor idea de qué hacemos aquí. Y nadie se va sabiéndolo a ciencia cierta.

 

 

Pero los humanos hemos desarrollado una cualidad peculiar en el fondo de nuestros pequeños cerebros. La curiosidad. Es una necesidad intrínseca de nuestra naturaleza el sentir que entendemos las cosas. Si algo no es entendido, le tenemos miedo. Cuando entendemos algo, le perdemos el miedo e incluso sentimos que podemos controlarlo.

 

 

De esta manera, durante miles de años, el ser humano encontró las respuestas que le satisfacían para explicar la naturaleza en las deidades. El hecho de pensar que otros seres, poderosos y omnipresentes eran los que habían creado todo, parecía explicar bastante bien todo lo que hay en el Universo.  Pasarle la responsabilidad de comprender nuestra realidad a un Dios nos pareció adecuado durante bastante tiempo. Pero esto cambió hace algunos cientos de años (no estoy negando la existencia de un Dios, ni afirmándola. Sólo me refiero a la manera en que el hombre ha usado deidades para explicar los fenómenos naturales).

 

 

No es bien sabido cuando fue inventado el método científico, ni quién vino con la idea por primera vez. Pero a partir de ese momento, la humanidad basó sus conocimientos en las observaciones. Esto hizo que nuestra tecnología avanzara exponencialmente, puesto que ahora sí que podíamos entender y hasta cierto punto, controlar nuestro entorno. La humanidad ha avanzado más en los últimos 500 años, que en los 199,500 años anteriores.

 

 

Okay! Okay! Suficiente contexto existencial. Vamos al motivo de este artículo.

 

 

Tomando en cuenta todos los detalles anteriores, no podemos culpar a los antiguos por pensar que la Tierra, nuestro planeta, era el centro del Universo. Después de todo durante miles de años, este pedazo de tierra y agua ha sido todo lo que había conocido el ser humano.

 

 

Pero en nuestros días, el conocimiento científico ha avanzado pasos agigantados gracias a grandes personas que decidieron hacer la diferencia al ayudarnos a entender un poco de todo lo que nos rodea. Existen dos grandes principios en la astrofísica moderna. El principio Cosmológico, en el que se basa todo el entendimiento actual del cosmos y el principio Antrópico, cuyas conclusiones son sumamente controversiales ya que lleva a pensar que todo nuestro conocimiento sobre el Universo podría estar equivocado. ¡Les cuento pues!

 

 

Principio Cosmológico

 

Todo el conocimiento actual sobre el Universo; desde su origen, evolución, funcionamiento y eventual final se basa en que, a las mayores escalas, el cosmos luce igual hacia donde quiera que mires. Es decir, no existe ningún lugar privilegiado en el Universo.  Si tu pudieras hacerte grande, tan grande que las galaxias parecieran diminutas a tus ojos, te darías cuenta que todo el Universo es homogéneo y regular en todas direcciones. Esto no sólo se cumple con la distribución de la materia en el espacio. Incluso la temperatura del Universo es bastante regular en todas direcciones. Esto está fuertemente demostrado por la detección del Fondo cósmico de microondas, que no es otra cosa más que una fotografía de la radiación electromagnética que cubre todo el espacio, remanente del Big Bang. A causa de esta radiación tan débil, no existe un lugar en todo el Universo (de manera natural) más frío que  -270° C. Ya les platicaré más sobre este tema en otra ocasión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un mapa de los primeros rayos de luz que existieron en el Universo. El mapa es en realidad una esfera

cerrada, pero se muestra de esta forma para poder verlo en dos dimensiones. Los puntos azules son los más

fríos, los rojos los más calientes. Pero la diferencia máxima entre ambos es de sólo unos 400 microCelsius

(un microCelsius es una millonésima parte de un grado Celsius). Es, literalmente, la fotografía

más antigua de todo el Universo hasta la fecha.

 

 

También las propiedades físicas con las que funciona el cosmos, deben ser las mismas en cualquier punto del espacio. Por ejemplo, un planeta con la misma masa que la Tierra debe generar una aceleración gravitatoria de 9.81 m/s2 en su superficie en cualquier punto del Universo, ya sea aquí o a 10,000 millones de años-luz de distancia de nosotros.

 

 

A partir de este principio, se deriva el Principio de Mediocridad.

 

 

En la antigüedad se pensaba que la Tierra era el centro del Sistema solar. Después se demostró que esto no era correcto, pero se seguía pensando en el Sol como el centro de la galaxia. Pasó algún tiempo para que nos diéramos cuenta que esto tampoco es verdad, pero aún predominaba la idea que nuestra galaxia era la única en todo el Universo. Ahora sabemos que la Vía Láctea no es más que una entre las 100mil millones de galaxias que podemos observar. Ya te diste cuenta para donde voy. El caso es que debemos estar conscientes que no hay nada de especial con nuestro planeta y por lo tanto, tampoco con el ser humano. No somos nada divino, si no parte de un maravilloso Todo.  Este principio nos da muchas razones para pensar que la vida debe existir en muchas regiones más del Universo. La mediocridad no siempre es mala.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La forma aproximada de las órbitas en un modelo con el Sol en el centro y un

modelo con la Tierra en el centro. La respuesta correcta siempre suele

ser la más simple, chavos.

 

 

Principio Antrópico

 

“Aunque nuestra posición no es necesariamente céntrica, es inevitablemente privilegiada en cierto sentido”.

 

 

De esta manera en 1973, el físico teórico Brandon Carter acuñaba el término de Principio Antrópico a la idea de que si el Universo existe de esta manera, es porque existen seres como nosotros que lo ven de esta manera.

 

 

Me explico.

 

 

El Universo nos parece perfecto desde cualquier punto que lo veamos. Las interacciones fundamentales (de las que hablaba en un artículo en la sección de física de este mismo blog) tienen los valores exactos para que la materia pueda ser estable. La expansión del Universo ocurre al ritmo exacto para que el espacio no haya vuelto a colapsar sobre sí mismo después del Big Bang. Todas las condiciones son exactas para que la vida inteligente, como tú y yo, podamos existir. Entonces, cualquier teoría que pretenda explicar el Universo tiene que contemplar forzosamente como punto de partida, la existencia del ser humano, puesto que es lo único de lo que podemos estar seguros. Pienso, luego existo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Somos sólo una churrada del Universo o una

consecuencia forzosa de su evolución?

 

 

Debido a que el Principio Antrópico nos dice que el punto de partida para cualquier teoría debe ser el axioma de la existencia del ser humano, esto significa que la ciencia debe explicar el Universo a partir de nuestra existencia, no explicar nuestra existencia a partir del Universo.

 

 

“Vemos el universo en la forma que es porque nosotros existimos, si no fuese como es (o si no hubiese evolucionado cómo evolucionó) nosotros no existiríamos y, por lo tanto, preguntarse cómo es que existimos (o por qué no, "no existimos") no tiene sentido.”

 

 

Stephen Hawking describe de esta manera la filosofía tras el Principio Antrópico, y es que no sólo es una idea locochona que se les ocurrió a los científicos.  Su aceptación o su rechazo tiene tremendas consecuencias en nuestro modo de entender el Universo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Si el Universo no fuera exactamente como es, no

estaríamos aquí para observarlo.

 

 

De la misma manera, otra consecuencia del Principio Antrópico es la aparición forzosa de la vida inteligente en algún momento de la historia del Universo. Para que el Universo sea, tienen que existir criaturas que lo vean ser. El principio Antrópico entiende a la vida como una especie de retroalimentación forzosa que un Universo debe cumplir, siempre y cuando se trate de un Universo cuyas características permitan la vida.

 

 

Como puedes darte cuenta, todos estos temas tienen un profundo impacto en nuestra comprensión de nuestra existencia en el cosmos. Así que la próxima vez que te sientas triste, recuerda: Según el principio Antrópico, tú eres la última finalidad del Universo entero, la culminación de miles de millones de años de evolución cósmica. Cualquier ser consiente, por más trolleado que lo tenga la vida, es suertudo por el simple hecho de existir.

 

 

 

 

 

Referencias:

https://es.wikipedia.org/wiki/Principio_cosmol%C3%B3gico

https://es.wikipedia.org/wiki/Principio_antr%C3%B3pico

https://es.wikipedia.org/wiki/Radiaci%C3%B3n_de_fondo_de_microondas

https://es.wikipedia.org/wiki/Nucleos%C3%ADntesis_primordial

http://www.librosmaravillosos.com/elgrandiseno/pdf/El%20gran%20diseno%20-%20S%20Hawking%20y%20L%20Mlodinow.pdf

https://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_mediocridad

 

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